“En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme,
no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga
antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero,
salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lantejas los viernes,
algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su
hacienda. El resto della concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las
fiestas, con sus pantuflos de lo mismo, y los días de entre semana se honraba
con su vellorí de lo más fino…”
El 23 de abril es un día simbólico para la
literatura mundial, ya que en este día y en el año de 1616 fallecieron
personalidades como Cervantes, Shakespeare y el Inca Garcilaso de la Vega.
La celebración de este día fue una
decisión espontánea tomada en la Conferencia General de la UNESCO que se
celebró en París en 1995, para rendir un homenaje universal a los libros y
autores.
Bibliotecas, librerías, escuelas, centros culturales, fundaciones… todos se
unen en este día para conmemorar esta celebración. Ferias, actividades,
concursos, maratón de cuentos, lecturas en voz alta… son miles y miles de
actividades por todas las ciudades de España y del mundo. Es una “fiesta”
internacional”.
¡Viva la lectura! ¡Viva la fantasía! ¡Viva la imaginación! ¡Vivan las
buenas historias!